Como la maestra y psicóloga Coral Elizondo Carmona afirma (2016), se trata de “un modelo que habla de modificar el contexto en lugar de modificar al individuo, un modelo que percibe la diversidad como una parte más de la realidad humana y que valora y aprende con las diferencias”.

 

1. Conoce a tus alumnos. Mediante un proceso de observación y una evaluación al inicio de curso, es importante conocer bien las posibilidades, asi como las necesidades de cada alumno, ya que como bien sabemos, cada alumno es un mundo, y no todos se encuentras en la misma situación, al igual que no todos trabajarán de la misma manera.

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2. Metodologías más activas. Usa metodologías que permitan que los alumnos sean protagonistas de su propio aprendizaje. Mediante actividades con un contenido significativo, con metodologías que promuevan la participación del estudiante, con la realización de actividades reales. De esta manera conseguimos  fomentar el pensamiento crítico y colaborativo de nuestros alumnos.

 

3. Aprovechar la diversidad del aula. Como bien sabemos, las diferencias que existen entre nuestros alumnos son un punto positivo y que enriquece el grupo. ¡Demuéstrales que es así!

 

4. Actividades propuestas por los alumnos. Es muy importante que nuestros alumnos se sientan protagonistas en su aprendizaje y en el aula, por lo que es muy importante promover su creatividad, y dejar que sean ellos quienes propongan actividades para trabajar contenido de la asignatura. De esta manera nuestros alumnos estarán más motivados, ya que nos aseguraremos que el tema a estudiar sea de su interés.

 

5. Metas factibles y medibles. Es importante establecer unos objetivos alcanzables y que a la vez impliquen cierto reto y esfuerzo. Además, es importante asegurar que tus alumnos lo han entendido, ya que si tienen claras las metas para las que trabajan será más probable que las alcancen.

 

6. Para aprender diferente, evalúa diferente. Para poder tener en cuenta las necesidades y características de nuestro alumnado, debemos cambiar nuestro sistema de evaluar. Debemos pasar de una evaluación tradicional a una evaluación que permita aprender de nuestros errores. Es necesario asociar la evaluación al aprendizaje y no a la sanción. De esta manera podremos conseguir que nuestros alumnos pierdan el miedo a intentarlo y a la vez les permitimos que cada uno aprenda a su propio ritmo.

 

7. Tutorías grupales. De esta manera promovemos las dinámicas grupales, permitiéndonos que los alumnos se conozcan mejor, que interactúen de forma positiva, que estén motivados a la hora de trabajar en equipo y que tomen decisiones consensuadas, entre otros muchos beneficios.

 

8. Aplicar la teoría de las inteligencias múltiples. Esta teoría nos permitirá poner en valor las fortalezas de todos los estudiantes, considerando que todos tienen algo que aportar. Como ya sabemos, algunos alumnos aprenden mejor leyendo, otros dibujando y otros manipulando, de manera que es importante en el aula presentar el contenido de la materia pensando diferentes medios para que rodos los alumnos tengan las mismas oportunidades.

 

9. Buena comunicación con el alumnado. Para conseguir que todos los alumnos sientan que forman parte del proyecto de clase, es importante que mantengas una buena comunicación con ellos. Para ello crea espacios en los que haya buena coomunicación y donde se pueda conversar y compartir opiniones.

 

10. Fomenta la participación de las familias. La familia es quien más conoce a nuestro alumno, por lo que pueden ayudarte a la hora de descubrir cómo trabajan y a la vez pueden ser un buen recurso para un docente que pretende crear un aula inclusiva Es importante establecer una relación de confianza, manteniéndolos siempre bien informados de lo sucedido en el aula y pidiendo su compromiso para conseguir alguno de los objetivos del curso.