Tipos de agrupamiento que fomenta la enseñanza-aprendizaje
Dentro del ámbito de la educación dedicado al apoyo al proceso de enseñanza-aprendizaje, encontramos medidas destinadas al grupo ordinario para mejorar la convivencia y adquisición del aprendizaje. Una de estas medidas corresponde al sistema de agrupamiento del alumnado. La disposición del espacio del aula influye en casi todas las conductas de los alumnos y del docente, y pueden facilitar o incluso obstruir el aprendizaje. El docente debe tener en cuenta las siguientes pautas (Johnson, Johnson y Holubec, 1999):
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Los alumnos deben sentarse juntos, de forma que puedan mirarse a la cara y compartir materiales.
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Todos los alumnos deben ver al docente.
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Si hay grupos deben estar lo bastante separados como para no interferir unos con otros y para que el docente pueda acceder a todos ellos.
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Se debe arreglar el aula de modo que los alumnos tengan un fácil acceso a los demás, al docente y a los materiales que necesitan para ejecutar las tareas asignadas.
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El acomodo del aula debe permitir a los alumnos cambiar la composición de los grupos con rapidez y en silencio.
Existen muchas formas de organizar el aula, pero vamos a destacar algunas de las más comunes y ventajosas:
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En filas horizontales. Útil si el docente quiere mantener la atención de los alumnos ya que estimula la concentración de los alumnos y deja margen parte de la interactividad entre compañeros.

● En forma de círculo o de U. Esta disposición permite que todos puedan ver bien tanto al docente como al resto de sus compañeros. Esta recomendada para realizar puestas en común y debates en el aula.
● En grupos de cuatro o por parejas. Esta disposición es adecuada para trabajar por proyectos o para el aprendizaje colaborativo, ya que facilita la comunicación entre alumnos y puedan compartir materiales.
● En bloque. Los alumnos se sitúan muy juntos y es recomendable para cuando el profesor pone una proyección, una demostración o un experimento.
● En forma de pasillo. Los alumnos están situados en dos hileras de pupitres enfrentadas, y un callejón entre ellas. El profesor puede dirigir sus explicaciones por todo el pasillo, pero también invitar a la participación, y moderar debates o plantear juegos formados por las filas.



